Autor: eva

Vivimos en un mundo en constante cambio, en el que la tecnología ha conseguido un papel absolutamente preponderante, hasta el punto de que hoy por hoy casi todo se puede hacer a través de Internet. YouTube, las redes sociales, los blogs y las plataformas digitales, han abierto un mundo increíble a todos aquellos autodidactas que desean aprender algo pero por tiempo o por falta de dinero, no pueden pagarse clases profesionales. Hoy en día, con la de tutoriales que hay, tampoco son necesarias.

Uno puede aprender a tocar la guitarra o a desarmar su propio ordenador viendo vídeos de Internet, conocer recetas nuevas a través de blogs especializados e incluso aprender a cocinar con la ayuda de la tecnología más puntera, la realidad virtual. Desde hace un tiempo, dispositivos como lentes y gafas de realidad virtual se han puesto muy de moda, y poco a poco van apareciendo juegos y aplicaciones para esos dispositivos, algunos divertidos, otros educativos, y muchos incluso combinando esas dos funciones.

En los últimos tiempos se está dando una situación sorprendente y a la vez alarmante en nuestro planeta. Mientras en los países desarrollados, la obesidad y el exceso de peso se convierten en una de las enfermedades más preocupantes a todas las edades, en otros países, aquellos menos desarrollados, todavía hay millones de personas que mueren de hambre. Una situación que parece cada vez más extrema, y que no tiene ningún sentido porque en una parte del mundo, la comida que los otros necesitan se tira y se desperdicia.Los que hemos tenido la suerte de nacer en este lado del planeta estamos acostumbrados a ver cómo la comida es un bien necesario pero no tan imprescindible ni valioso como muchos nos quieren hacer ver. Se compran muchos productos que luego se malgastan o directamente se tiran porque han cumplido con su caducidad. Los restaurantes, las tiendas de alimentación y grandes almacenes, hacen lo mismo con aquellos productos que no se venden… ¿Podríamos darle la vuelta a la situación?